tan leve y a la vez constante hasta tocar el impulso de los sentidos,
hoy observe el cielo blanco: y unos cuadros amarillos azules y anaranjados,
el viento llevo al cielo a un rojo suave y caluroso, cansado.
me recuesto sobre el valle, las aguadas y los cerros se ponen lejos,
no siento el cuerpo, solo quedo recostado sobre mi lado izquierdo y desaparezco flotando,
miles de puntos blancos caen lloran sobre el horizonte calado,
de vapor los labios y el campo que se ofrece fresco y soleado,
aire pasto, me hundo en el barro del lago, no hay mas patos,
el cielo se cubre hasta el cuello y gira como noventa grados,
tiembla la montaña con la oscuridad de la luna apagada de la mano,
el cordel, jala mas despacio,
ralento el paso, no recuerdo hace cuanto estoy caminando
los labios quebrados, los trapos blancos de la siesta,
sobre el bolso desparramado, descanso.
aeroplano, 2004